El 16 de marzo pasado cuando el boxeador inglés Nick Blackwell se desplomó minutos después de la salvaje golpiza que le propinó Chris Eubank Jr. durante un encuentro donde disputaban el campeonato británico de peso medio.
El tercero sobre la superficie tuvo que detener la pelea en el décimo asalto ante el evidente maltrato que Blackwell sufría desde episodios anteriores y tras evaluar una impresionante inflamación arriba de su ojo izquierdo. El púgil tuvo que ser atendido, recibir oxígeno y ser trasladado en camilla afuera del cuadrilátero, tras desvanecerse.
Una semana después, se anunció que el boxeador nacido en Trowbridge, Wiltshire, en 1990, se levantó del coma que se le tuvo que inducir y que incluso ya está hablando.
El informe médico afirma que el sangrado fue afuera del cerebro y que no fue tan grave como se pensaba en un principio. Además hoy se sabe que el padre y entrenador de su propio rival pudo haberle salvado la vida a Blackwell pues ordenó a su hijo golpearle el cuerpo y no la cabeza, esperando a que el referee parase la pelea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario